La navidad suele ser una época de felicidad y unión, pero también de nostalgia y dolor cuando se ha perdido a un ser querido. A propósito de estas fechas y reconociendo los estragos que ha dejado la pandemia… Hablemos sobre el duelo.

Hace un tiempo escuché en un programa de televisión que la muerte de las personas, hace parte de la vida de otras; esta frase generó tanto impacto en mí que me hizo reflexionar sobre el significado y sentido que las personas le otorgan a su pérdida cuando atraviesan un proceso de duelo.

“Era su momento”, “Tuvo que ir al llamado de Dios”, “Su destino estaba escrito”, “Si no hubiera hecho tal cosa… tal vez esto no habría pasado” y un sinfín de frases como estas solemos escuchar, y es que no hay sentidos pésames que basten para dejar de sentir dolor cuando hemos perdido a alguien, pues el duelo es un proceso que se vive de acuerdo a las creencias, recursos y experiencias de cada persona.

Pero entonces, si el duelo es tan personal, ¿qué sabemos sobre este? La psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross plantea cinco fases del duelo:

Negación

Esta fase opera como una estrategia de afrontamiento antes de ajustarse a la realidad de una nueva vida sin esa persona. Se puede dar una negación por la pérdida misma, pero también por la importancia de esta.

Ira

En esta etapa la persona se atribuye a sí misma o a alguien más la culpa de la pérdida o busca factores externos como causantes del suceso.

Negociación

Allí se conserva la esperanza de que las cosas se mantengan como si nada hubiese pasado, también puede presentarse antes del fallecimiento, como aferrarse a algún tratamiento cuando ya no hay esperanza de vida.

Depresión

 En este punto la persona comienza a asumir la realidad de la pérdida y esto genera sentimientos de desesperanza, soledad, tristeza y más.

Aceptación

Se da la comprensión sobre la muerte y su carácter inevitable. Se pueden experimentar sensaciones como calma y esperanza y se abre el camino para retomar su vida.

Estas fases permiten comprender y visibilizar lo que puede experimentar una persona que está atravesando un proceso de duelo. Esto no quiere decir que todas las personas pasan por las cinco fases y mucho menos, que en todos se presenta de la misma manera o el proceso dura el mismo tiempo.

Hasta el momento no he tenido que atravesar un proceso de duelo por la pérdida de un ser querido. Sin embargo, he visto de cerca el proceso de muchas personas que luchan por dejar de sentir dolor y volver a “la normalidad”, como si esa pérdida no hubiera dejado el vacío que en realidad dejó. Lo que me lleva a la conclusión de que cada persona se vale de sus recursos personales, familiares y culturales para hacerle frente a un hecho tan doloroso que desestabiliza por completo la vida. Por mucho que sepamos que en algún momento tendremos que afrontar un duelo y que incluso nuestros seres queridos tendrán que afrontar el nuestro, nunca se está preparado para lo que esto significa. Así que no existe una guía, un paso a paso, simplemente queda el consuelo de los buenos momentos que puedan inmortalizar el recuerdo del ser querido y claro está, el permitirse sentir y aprender a vivir con la pérdida, pues el dolor no se va, no se supera, pero sí podemos darle un sentido diferente y vivir con este.

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